La Graciosa, junto a Lanzarote, es la isla canaria poblada con menos huellas humanas. Un verdadero tesoro que esconde en su nordeste perlas como la playa de Las Conchas, con demasiados atractivos como para no ir. Aunque sea a pie –se tarda unos 45 minutos desde la principal población– o en bicicleta (20 minutos), llegar a su arena rubia y disfrutar del cambiante azul oceánico es algo que agradecen los sentidos. Incluso se puede alquilar un 4×4, el único vehículo permitido. Lo importante es llegar y disfrutar.
Al noroeste de la isla de Lanzarote se encuentra la pequeña isla de La Graciosa. En sus apenas 30 kilómetros cuadrados tiene una costa llena de calas y playas salvajes de entre las que destaca la playa La Francesa. Con una fina arena blanca que contrasta con el azul turquesa del mar, tiene forma de herradura orientada hacia el sur, por lo que el mar casi siempre está en calma. Y al encontrarse en el sur de La Graciosa, ofrece unas sobrecogedoras vistas del estrecho de mar y la gigantesca muralla de piedra natural que es el acantilado de Famara dominando la costa noroeste de Lanzarote.
Los fondos de La Cocina hacen las delicias de los aficionados al buceo, mientras que la calma y la libertad que se respira en esta playa virgen de La Graciosa contagian a todo el que la visita. Y es que a La Cocina sólo se puede llegar a pie o en bicicleta, haciendo que esta experiencia en la naturaleza sea aún más especial. Desde la arena fina de la playa se puede disfrutar de las vistas a la costa norte de Lanzarote
Los Arcos de Los Caletones es un arco natural de piedra de basalto, que fluye a través del agua. Se encuentra ubicado en la costa norte de la Isla de La Graciosa, a pocos kilómetros al oeste de Playa Lambra. La formación de los arcos de basalto se debe al fuerte oleaje, típico de la región