No es que sea una ciudad para rendirse al desenfreno consumista, pero Santa Cruz de La Palma, capital costera y famosa por sus bellas balconadas y sus coquetas y algo empinadas calles peatonales, ha sabido ampliar su oferta de establecimientos y centros comerciales. Situada en el este de la isla, es acogedora, animada, y está llena de tiendas agradables.
Dulces de almendra, finos bordados, quesos, joyas representativas de la isla y puros son algunos de los regalos que se encuentran tras callejear un rato.
Todos los mercadillos están vinculados a la tierra y, por tanto, a la ecología. Sin embargo, pocos pueden presumir de productos con certificación ecológica y de haber ganado premios por ello. El de Puntagorda, en el norte de La Palma, sí puede hacerlo y, además, sorprende por su ubicación junto al bosque de El Fayal, con mesas, asaderos y un parque infantil.
Una completa oferta a dos kilómetros del casco para un fin de semana familiar en el que comprar sea un verdadero placer.